Toca renovar el contrato, la idea del Barça es que el brasileño se quede hasta 2030 con una cláusula de salida razonable a partir de 2026. Tras el Mundial, opción para irse dejando dinero por traspaso en un acuerdo similar al alcanzado con Araujo. Salario entre los mejor pagados y una rescisión que bajará de los 1000 millones actuales a los 100 millones después del Mundial.
Lamine Yamal se lleva todos los elogios. Balón de Oro incluso. Lewandowski anota los goles y es la referencia en el área de un equipo de centros y remates y de entradas de segunda línea. Pedri y Gavi en la medular con Casadó como otro de los que acumula elogios, pero si hay uno indiscutible ese es Raphinha. Se lo ha ganado, sólo Andrei –lateral derecho del Rayo Vallecano --, corre más que él. Un velocista, un jugador que con la carrera rompe las líneas del equipo rival y que cuando los suyos pierden el balón, es voraz ya sea en la presión o en el repliegue.
Con balón no hay jugador que haga más esfuerzos en alta intensidad. En metros recorridos a más de 21 kilómetros por hora sólo Cardona, Villarreal, suma más que los 515 metros de media en su pico máximo del brasileño. A más de 24 kilómetros por hora sigue siendo Raphinha el líder con otros 330 metros a sumar a los 515 del rango entre 21 y 24 kilómetros por hora. A más de 28 kilómetros, 135 metros. Una bestia. Raphinha ha terminado convenciendo a todos por su valor a nivel colectivo. Un jugador con una evolución similar a la que tuvo Di María en el Real Madrid donde fue fichado para jugar por fuera y terminó siendo desequilibrante por dentro. Acaba en 2027, ya es indiscutible en los planes de Flick y lo que hace meses era un jugador transferible, es ahora un futbolista al que hay que renovar. Deco lo celebra. Su director deportivo fue el agente que lo trajo. Acierto pleno.