11h31 CET
28/10/2024
Iba a irse en verano. El uruguayo no quería renovar su contrato y pensaba que la mejor opción era salir tras ser tentado por el Manchester United y el Bayern Munich para sus proyectos. El Barça pedía más de cien millones y no se negaba, de ninguna manera, a su salida ya que lo veían como una solución a sus problemas económicos. Su lesión, un infortunio para él, ya que se quedó sin venta como tampoco sin mejora de contrato. Volverá a jugar en diciembre, en enero a más tardar.
Tiene que renovar aunque nadie dice nada. Silencio total. El jugador quiere que el tiempo pase y el Barça no está cómodo con la situación ya que el contrato expira el 30 de junio de 2026 y no tiene ninguna opción para ampliarlo. Además, la lesión de Christensen deja a Hansi Flick sin demasiadas opciones en defensa. Decisión compleja, aunque también será difícil que algún club pague un traspaso en máximos por un jugador que vuelve de lesión y venderlo en mínimo nunca debería de ser el plan de un Barça que no tiene ganadores de duelos en defensa; de ahí, los goles encajados. Excesivos.
El Barcelona, teniendo en cuenta la situación de tesorería que arrastra, no dejará irse al defensa fácilmente ya que se espera que deje en caja una cantidad que sea adecuada a la venta de uno de los mejores centrales del mundo. El Manchester United podría ser un destino ideal para mostrar su juego, ya que los ingleses no paran de dejar de manifiesto su debilidad defensiva, y también podría ser un club que podría poner sobre la mesa una cantidad con la que se vería con buenos ojos su salida. Todo abierto para que el triángulo Araujo-Barcelona-Manchester lleguen a buen puerto en los próximos meses.