12h20 CET
09/12/2024
La excusa no está permitida. El alemán dirige al Barça desde la personalidad y la crítica constructiva. Bajón blaugrana; de hecho, el excepcional arranque del Barça de Hansi Flick que le situaba en los números de Guardiola se ha diluido. Tras la contundente victoria en el Bernabéu llegó la victoria contra el Espanyol y el apagón de un Barça al que han empezado a encontrar el antídoto a su presión y achique de espacios.
Sin Lamine Yamal, el Barça es otro. La vuelta de Dani Olmo no ha servido para enmascarar el vacío que deja Yamal. En la medular, competencia. Gavi en el pivote con Pedri y, quizás, Frenckie de Jong como primer cambio. En la mediapunta – este Barça juega un 1-4-2-3-1 que nada tiene que ver con el ADN Barça – es Dani Olmo la primera opción con Fermín López como alternativa, aunque a Flick, como a Xavi antes, le gusta meter a Raphinha por dentro. Como ‘9’, Robert Lewandowski. Si el polaco no marca, el Barça sufre.
Queda la defensa. El achique de espacios. La defensa va hasta el mediocampo y los rivales buscan romper el fuera de juego con entradas desde la segunda línea. Los cortes de los lejanos están reventando el sistema defensivo de un Barça que, a diferencia de la primera temporada completa de Xavi, no consigue mantener la portería a cero desde la apoteósica victoria contra el Madrid en el clásico. La ventaja, ocho puntos, diluida. Flick hace autocrítica, empieza una nueva liga.