León, 27 nov (EFE).- El guardameta catalán de 33 años Edgar Badía, uno de los porteros más expertos de la categoría que cuando militaba en el Elche llegó a intercambiar su camiseta con Leo Messi, se ha convertido en el más fiel guardián de la portería del recién ascendido Cultural Leonesa convirtiéndose en el único jugador de la plantilla que ha disputado la totalidad de encuentros y minutos de la temporada.

Su llegada al conjunto leonés, que sorprendió a más de uno dada su trayectoria, a pesar del descenso en Tenerife, se produjo por la rapidez en moverse la dirección deportiva para encontrar un portero de garantías de los que se dice "dan puntos".

Badía lo demostró sobradamente en su última actuación en el Nuevo Mirandilla con una segunda parte para enmarcar, deteniendo una pena máxima y con dos intervenciones prodigiosas que mantuvieron la diferencia de su equipo (1-2) para llevarse un triunfo de enorme valor.

En la Cultural dice haber encontrado "una ciudad histórica con un equipo con ganas de crecer y asentarse en el fútbol profesional y, una vez demostrada plena confianza, la decisión, también familiar, era asentarse en un lugar después de unos últimos años con cambios -Zaragoza o Tenerife- tras la salida del Elche", afirma en entrevista con EFE.

El portero que llegara a ser campeón de Europa sub-19 con España e incluso a rumorearse en su etapa ilicitana como seleccionable para la absoluta rechaza la etiqueta de ser tremendamente fiable, por sus reflejos, bajo palos y algo más endeble en el juego aéreo.

"Son tópicos que se mantienen aunque no tengan una base sólida, porque siempre me he sentido un portero seguro y sólido, tanto en las salidas, como bajo palos", afirma convencido.

Un equipo que va a más

A pesar de un arranque con goleada en El Plantío de Burgos (5-1), Edgar Badía confió siempre "plenamente" en el proyecto que se le presentó para su fichaje "como un equipo que tendría jugadores expertos en la categoría y sería competitivo y ésto se ha cumplido, solo era una cuestión de tiempo", recalca.

De hecho, su larga trayectoria, tanto en Segunda División, como posteriormente en la máxima categoría, le hacen ver con perspectiva una liga "muy larga y tremendamente igualada, donde hay rachas en todos los equipos y en el inicio había el condicionante de la adaptación entre los jugadores y que la plantilla estaba incompleta", afirma.

Muy pronto llegó el relevo en el banquillo leonés con la llegada de José Ángel Ziganda para ocupar el lugar de Raúl Llona, que había logrado el retorno, siete años después a la categoría de plata, pero al que se le concedió escaso crédito.

Para el guardameta catalán la llegada del entrenador navarro supuso, como principal cambio, que el equipo adquiriera un carácter "más competitivo en las áreas, sobre todo en la propia, dando un paso adelante en solidez defensiva".

Poco a poco ha ido equilibrando el balance entre los puntos logrados a domicilio -con cuatro victorias que colocan a la Cultural entre los visitantes más temidos-, como en el Reino de León, donde ha encadenado dos triunfos consecutivos ante Mirandés y Málaga.

"El paso adelante ha de ser lograr una regularidad también en casa y que los equipos que nos visiten tengan claro que lo van a pasar mal en el Reino", explica el portero que también ha contribuido con sus intervenciones en los números positivos.

Lejos de lanzar mensajes de excesivo optimismo, Badía se centra en la barrera de los 50 puntos para conseguir el objetivo prioritario de la Cultural Leonesa, una permanencia que no logró en su anterior experiencia en Segunda División.

"La ambición que tenemos en el vestuario pasa por conseguir cuanto antes los 50 puntos en una categoría muy competitiva, con clubes históricos que tienen objetivos y exigencias mucho mayores y que incluso están ahora por detrás en la clasificación", insiste.

De momento, pese a la prudencia y de no renunciar a seguir formando parte de un proyecto que pretende ser ambicioso, Edgar Badía ya se ha convertido en uno de los ídolos de la afición e incluso ha servido de imagen icónica para que, en un montaje en redes sociales, apareciera como un "santo" más de los vitrales de la Catedral de León.

Fernando Pérez Soto