11h47 CEST
15/10/2025
Madrid, 15 oct (EFE).- A punto de dejar la presidencia de la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS) después de 16 años, ante el acuerdo de disolución de ésta, Javier Lozano asegura en una entrevista con la Agencia EFE que de no haber sufrido "la persecución personal y obsesiva" del ex presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales su deporte ahora sería profesional y seguiría en proceso de crecimiento.
Javier Lozano Cid (Toledo, 1960) admite que la reciente presentación del libro sobre él, que ganó dos títulos mundiales como seleccionador (2000 y 2004), le demostró que no ha "pasado por la vida como un vegetal" y pide a la RFEF que escuche a los clubes de fútbol sala "sin iniciar ninguna guerra".
- Pregunta (P): ¿Qué representa la publicación de un libro con un título tan potente como "Lozano, un fenómeno mundial"?
- Respuesta (R): Hay dos vertientes: la primera es que tengo ya una edad y la segunda es un motivo de orgullo, porque sobre todo los que somos competitivos, los que venimos del deporte de alta competición, nuestro objetivo siempre está en el horizonte. Nunca lo alcanzas. Y sin embargo ahora, cuando presentan un libro en el que no has tenido nada que ver, porque ha sido un investigador, Teo Díaz, que ha hecho una labor de minería de buscar datos, decía 'madre mía, la de kilómetros que he conseguido recorrer y encima qué bonito'. Parece que no he pasado por la vida solo como un vegetal. Algo he hecho. He ayudado a muchísima gente, he creado algunas cosas, he sumado a esta sociedad y algo he dejado.
- P: ¿Se reconoce en las páginas del libro?
- R: Sí, me identifico, porque es muy riguroso. Teo ha sido un hombre de referencia, por eso cuando me dijo que estaba haciendo eso, respiré y me dije 'por lo menos va a contar la verdad'. Me produjo un poco de nostalgia y también de satisfacción. El entorno de la presentación también fue muy emotivo; vinieron compañeros de hace 40 años. La amistad y la felicidad siguen intactas. Fue un torbellino de emociones, una dosis demasiado grande de emotividad.
- P: ¿Qué momentos elige de su carrera?
- R: Afortunadamente, la paleta tiene muchos colores y la vida se ha portado conmigo infinitamente mejor de lo que me merezco. Pero para mí la niña bonita de mi vida ha sido la selección española, sin duda, y dentro de eso, el 3 de diciembre cumplimos 25 años de la primera estrella. Luego se consiguieron otras, y muy bonito: dos campeonatos del mundo, tres de Europa, pero el primer beso es el que te impacta.
- P: ¿Cómo era el fútbol sala entonces?
- R: Era un momento en España en el que los deportes de equipo no estábamos acostumbrados a conseguir eso. Primero fuimos nosotros, 2000 y 2004, luego baloncesto, balonmano; y, en 2010, el fútbol. Aquello fue como romper un tabú de que España jugaba como nunca y perdía como siempre; o (que sólo llegaba) hasta cuartos. Para gente que defendemos el deporte español en todo el mundo fue como un golpe de autoestima. Fue decir que los españoles somos igual de buenos deportistas que cualquiera aunque tengamos menos medios. El 3 de diciembre cambió la vida de mucha gente y la mía personalmente.
- P: ¿Y los peores momentos?
- R: Los recientes. La llegada de Rubiales a la Federación fue el mayor disparate. En el mundo del deporte, que se supone que es conciliación, suma, esfuerzos conjuntos, solidaridad... fue todo lo contrario: persecución personal y obsesiva contra mí. No sé si es que a lo mejor me veía y brillaba más que él y dijo 'pues yo todo lo que brille lo tengo que matar'. Debe de ser algo, algún aspecto, que en la lógica no entra; va más dentro de algún desperfecto psicológico. Pero fue muy duro, algo incomprensible.
- P: ¿Cómo afrontó esa etapa?
- R: Lo pasé muy mal, pero el deporte te enseña a ser resiliente, a creer mucho en ti. Cuando peor van las cosas te tienes que refugiar en todo lo que has hecho bien, darte mensajes de autoestima, decir 'mira, es que yo no puedo ser tan malo o tan perverso como dice este señor: este hombre no me va a destruir'. Fue un ejercicio primero de unión familiar y luego de mis amigos. Hubo muchos amigos que, apostando por mí, se pusieron enfrente de las balas suyas, porque aquí es contra mi o a favor. Pero al final, una vez que aguantas la tormenta, luego sale el sol, alumbra a unos más que a otros y el sol se ha portado muy bien conmigo.
- P: ¿Si no hubiera sido por todo esto quizá la LNFS no desaparecería ahora?
- R: Sin duda. Nosotros llevamos 30 años. La Liga nació en 1989 como un acuerdo del Consejo Superior de Deportes y la Federación para dotar a los clubes de autonomía de gestión. Nosotros éramos los encargados de poner al fútbol sala donde entendíamos que se merecía, pero nosotros vivíamos 24/7 para el fútbol sala y eso hizo que diéramos un salto importantísimo. Nosotros teníamos que haber sido el segundo deporte profesional en este país, incluso antes, y me lo dicen ellas, el fútbol femenino. Entiendo que tenemos una deuda histórica con las mujeres y sobre todo con el deporte femenino y estoy completamente de acuerdo con lo que se ha hecho, pero nosotros teníamos que haber ido en el mismo lote. Pero la política, las presiones de la federación de Rubiales, el deporte tiene un componente político que hay que aceptar. Si no hubiera sido por eso posiblemente ya seríamos profesionales y sobre todo habríamos seguido la estela.
- P: ¿Hasta dónde creció el fútbol sala?
- R: La última vez que nos dejaron hacer algo fuimos capaces de vender 45.000 entradas en el Wizink y de televisarlo a 40 países. De repartir casi 2 millones de euros entre los clubes cuando antiguamente pagaban ellos, de generar expectación, tener unas audiencias 500 o 600.000 espectadores que hoy día es una quimera. Nosotros estábamos en el camino, yo lo lideraba, pero lo importante era el equipo que tenía detrás, un equipazo. No quiero ponerme medallas. Creo que el fútbol sala estaría a años luz de donde está. Lo que ocurrió fue que cuando tú inicias una guerra, dice un proverbio cuando dos elefantes luchan el único que sufre es el césped, aquí el que ha salido perdiendo es el deporte. Hemos perdido mercado, las audiencias ahora si tienes 60.000 es un buen partido. La gente no sabe quien ha ganado la liga. Cuando te despegas de la sociedad te conviertes en un deporte endogámico, y todo lo endogámico acaba deformándose o eliminándose.
- P: ¿Cómo es la relación actual con la Federación?
- R: Ahora con Rafael Louzán ha cambiado el talante. Se respeta la historia, está intentando hacer bien las cosas, pero ya le he dicho yo que lo van a tener complicadito porque el daño que se ha hecho en estos seis años de guerras ha habido otros deportes que nos han quitado el mercado.
- P: ¿Qué le diría a la RFEF para trabajar ahora con su deporte?
- R: Sobre todo que escuche a los clubes que han aprendido muchísimo. Que no vuelva a iniciar ninguna guerra, que siempre está una mesa de diálogo en la que con personas sensatas siempre va a haber un acuerdo. Es preferible un mal acuerdo que un buen pleito. Y sobre todo es un deporte que necesita cariño en todo lo que hagas, exigencia evidentemente. Somos muy pasionales y la gente si hay cariño te la ganas.
Olga Martín