València, 25 jun (EFE).- Casi cuarenta años después de haber hecho de este pabellón municipal su casa, el Valencia Basket vivió este miércoles su 'último baile' en el Pabellón de la Fuente de San Luis, la conocida 'Fonteta', una despedida agridulce antes de trasladarse al Roig Arena.

Por un lado, perdió ante el Real Madrid en el tercer partido de la final de la Liga Endesa; pero, por otro, bajó el telón con otra noche inolvidable.

Ocho mil camisetas de color 'taronja' con el lema 'Gràcies Fonteta' y un pequeño dibujo del exterior del pabellón esperaban a los seguidores del Valencia Basket y no sobró ninguna. Teñido de naranja, el pabellón registró un lleno absoluto.

Estuvo hasta Pau Gasol, en su caso como comentarista de televisión y no fue el único que quiso acudir. Antiguas leyendas del club valenciano, como Romain Sato, que no visitaba el pabellón desde 2017, pusieron en pie a las gradas.

La necesidad que tenía el Valencia después de perder los dos primeros partidos en la pista del Real Madrid de ganar el partido para seguir vivo en la Liga y alargar una noche más su historia en la Fonteta y el enfado del club con el arbitraje del segundo encuentro caldearon un ambiente que ya se esperaba emotivo.

La imagen de este miércoles poco tuvo que ver con la que se vivió el 12 de septiembre de 1987, cuando tras una primera temporada en La Canaleta de la vecina localidad de Mislata, el equipo se trasladó a la Fonteta y se impuso por 104-66 en su primer encuentro oficial al Salesianos.

Unos meses después, el 4 de mayo de 1988, el club vivió su primera gran alegría en su nueva casa: el ascenso a la Liga acb. Ha habido muchas más, como los títulos de la Eurocopa de 2003 y 2019 pero sobre todo uno memorable: el título de Liga de 2017.

Aquel pabellón, inaugurado en 1983, tenía una pista de atletismo alrededor de la de baloncesto, una separación que se retiró y que permitió ganar un nuevo anillo de gradas. Aquella fue la gran reforma del pabellón, pero el propio club valenciano no paró de hacer mejoras en la instalación hasta que decidió que había llegado el momento de cambiar de casa.

De los cinco mil espectadores que contaban las crónicas que llenaron el pabellón el día del ascenso se pasó a los actuales ocho mil, aunque el aforo del pabellón siempre ha sido 'cambiante'. El club llegó a asegurar en su día que cabían más de diez mil espectadores.

Fueron este miércoles 8.081, el tope que tiene el pabellón, los que acudieron a la cita y empujaron a los suyos hasta que ya no hubo opciones. Algo más de un tercio aguantó estoico en las gradas mientras Sergio Llull y Mario Hezonja cortaban las redes del último partido oficial del Valencia en la Fonteta y vieron cómo Facu Campazzo era nombrado MVP y a Llull levantando un nuevo título del Real Madrid.

Nacho Herrero